Cancion de cuna
Apareces, por el tardío sendero de mi recuerdo, apareces anónimo,
sacudiendo los sueños que tú urdiste,
despidiendo resquicios de saber, de placer...
Repetidamente te acercas despacio, en la lobreguez de mis versos,
sugiriendo un beso en mi mano, cálida voz de amable gesto,
ensombreciendo mi soledad,
cayendo en mi oquedad.
Apareces, como apareciste a mi observar hace ya tantos siglos.
Se veían caer de tus manos los residuos de otras voces,
caer, caer como hados fulgurantes
a los que nadie emplaza
porque su centelleo se amedrenta ante la luz celeste de una mañana.
Y en el primer brindis… contigo,
comencé a caer, primero en tus dedos,
y luego en mi propia misión, sin los lazos de tus lazos,
porque tú los convertiste en hilos.
Sin saber si algún día,
alguna paloma se acercaría de nuevo a mí
con tus epístolas.
Cae el sereno, que acaricia tus lágrimas… mis lágrimas
y tú sabes que te estoy leyendo, y yo sé que me estás leyendo,
y tú sabes que te estoy sintiendo, y yo sé que me estás sintiendo,
y por eso sé que me estás necesitando en estos momentos.
Porque el corazón siempre se mece en el vacío
y apunta a quien canta las canciones de cuna en la madrugada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario