Los rincones del alma
Transpórtame,
entre las esquinas chiaro-oscuras de las quimeras.
Paséame,
a las carcajadas cubiertas, a los límites de lo desconocido.
Destápame,
los matices sin resolver, el llanto colgado sin necesitar lagos secos.
Arrúllame,
con la voz de la tregua.
En el ocaso,
el póstumo respiro desconsolado perecerá
y abrirá la naciente memoria de la metamorfosis de la vida.
Por inconfundibles sendas inmateriales,
con perspicacia incomparable.
Te descubro ya aproximándote.
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